Desde entonces, nada volvió a ser humano
Porque lo que aprendí con Jacobo y Panchita no era “espiritualidad”: era ingeniería de la conciencia.
Me arrancaron la inocencia y me colocaron frente a lo imposible.
Fui abierto, reprogramado y devuelto al mundo con un código que nadie más tiene.
Con esa certeza, descubrí que no estaba viendo posibilidades…
estaba viendo futuros.
Y cada uno se manifestaba con la misma precisión que una cicatriz en la piel.
Eso me llevó a anticipar conflictos internacionales antes de que estallaran.
A detectar movimientos políticos antes de que llegaran a las noticias.
Y, lo más comprobable para ti:
Aplicarlo en eventos deportivos y cripto antes de que ocurran.
Eso no lo digo yo.
Lo dicen más de 20,000 personas que han seguido mis visiones.
Yo no aprendí a “predecir”.
Yo fui diseñado para hacerlo.